Carla

abril 29, 2010

Como todos los días, Carla, desayunó y cogió su bici para ir al colegio. En el recreo el chico más alto de todos y sus dos amigos le quitaron el bocadillo. Pero esta vez… le habían hecho enfadar. Empujó al chico y este salió despedido. No sabía de dónde le había salido esa fuerza pero durante esa semana nadie le volvió a hacer nada.

Pasó el fin de semana en casa de sus abuelos. Cuando estaban comiendo iba a pedirles que le acercase el pan. No le dio tiempo a decir nada. De repente, el pan se acercó hasta ella. Por la tarde, en su habitación, intentó el mismo truco con varios objetos. Se dio cuenta de que tenía poderes. Estaba contenta pero no podía contarlo porque no la creerían.

Así, empezó otra semana más. En el recreo se le acercó el matón de clase. Pero Carla no le dio tiempo a que dijera nada. Cerró la puerta de clase sin tocarla y se quedaron los dos solos.

-¿Cómo has hecho eso?

-Un mago nunca revela sus trucos


Para asustarle todavía más levitó las tijeras que había en un pupitre y las acercó tanto a la cara del matón que este tuvo que echarse hacia atrás. Carla volvió abrió la puerta y salió a divertirse con sus amigas. Le había ganado. Por fin había conseguido que la dejara tranquila.

Pero el matón encontró otra víctima pronto. Cuando tenía agarrado por el cuello del jersey a un niño más pequeño que él, Carla, desde atrás le golpeó y este soltó al chaval.

- ¿Estás bien?

- Sí- dijo mientras le sonreía entre lágrimas-Me ha quitado el bocadillo

Carla le dio la mitad de su bocadillo y desde entonces se convirtió en la heroína del cole para muchos de sus compañeros.

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